Cuando las familias experimentan emociones placenteras, son más creativas, están más motivadas y conectan mejor con quienes las rodean. La colaboración entre familia y colegio es esencial para construir comunidades educativas donde la felicidad sea el motor del desarrollo.
Formen parte de este encuentro único, compartiendo estrategias para cultivar la felicidad desde el núcleo familiar y fortaleciendo habilidades que impulsen el crecimiento emocional.